La película, en efecto, se divide en cuatro partes. Son las siguientes:
El ojo de Hal. Detalle de un fotograma de la película |
Según se nos muestra al final, el siguiente paso en nuestra evolución será ese ser con los ojos abiertos, ese ser sabio y consciente que podemos ver en el citado fotograma, que concluye la obra y que aparece también aquí arriba, introduciendo este artículo.
Para entender bien esta imagen interesa conocer que, según nos cuenta el propio Kubrick, su intención era evitar que la primera parte de su película estuviera interpretada por actores disfrazados de mono. Él pretendía que los actores tuvieran la apariencia del Pithecánthropus Pekinensis, el fósil humano que acababa de ser descubierto en China con la ayuda del Padre Teyllard de Chardin. Sin embargo, los problemas con la censura que hubieran resultado de un rodaje con actores desnudos impidieron el proyecto y llevaron a que esta primera parte se hiciera con "simios humanizados". Pues bien, este mismo Padre Teyllard fue el autor de una teoría de la evolución que estuvo muy vigente en los círculos progresistas católicos de la época. En ella, el Padre teólogo y paleontólogo planteaba un proceso evolutivo regido por la "ley de complejidad conciencia", que concluía con una idea semejante a la que Kubrick apuntaba. En consecuencia, plantear que Dios podía estar detrás de los monolitos no resultaba entonces muy contradictorio.
Los poquitos que hoy en día defienden esta hipótesis, sin embargo, padecen de la misma enfermedad que los que defienden la teoría de los extraterrestres, inspirada en los relatos de Clarke. Frente a ambos, yo repito que, en la película, no se habla ni de lo uno ni de lo otro porque el director rechaza plantear esta cuestión (si hubiera querido hacerlo, nada se lo hubiera impedido) y resalto, además, que lo que sí se muestra es el sentido del futuro de la evolución humana, un futuro también asociado a la presencia de ese extraño principio material que lo liga con la historia del hombre, y un futuro que se condensa en la imagen del niño que mira a la tierra. De este modo Kubrick es capaz de iluminar nuestro destino como especie consciente en medio del universo.
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