relatos con arte

Lo que sigue es un intento de utilizar la ficción para motivar el aprendizaje de la Historia de Arte. Lo que sigue son pequeños relatos apócrifos, reflexiones, descripciones, cartas o poemas. Textos inventados siempre, pero inspirados en la historia, para mostrar los sentidos de las obras o adaptarlos a nosotros. En ellos se hace hablar al autor, a un personaje, a un crítico, a un mecenas, a un profesor o a un espectador que nos cuentan sus razones, su manera de ver, su sentimiento o su reflexión ante la imagen plástica. Se intenta llevar a los ojos a un nivel correcto de enfoque (que no pretende ser único o excluyente de otros, pero que sí se pretende interesante) y animar a la lectura de lo que se ve, o lo que es lo mismo, educar la mirada y disfrutar del conocimiento, concediendo al contenido, al fondo de las obras, un papel relevante que en nuestras clases, necesariamente formalistas, se suele marginar.

Mierda del artista II

El arte, como las matemáticas y la física, bebe en su propia historia y avanza, a partir del pasado hacia el futuro. Un artista es, sobre todo, el depositario de todo el patrimonio creativo anterior y el responsable de la producción e innovación del presente. Por ello, los autores, especialmente después de la transvanguardia y la posmodernidad de los ochenta, dialogan con las obras de los otros, rellenándolas o ahuecándolas de sentido, desvelándo u ocultando sus significados para adaptarlos a nuestro tiempo.
Esta vertiente metartística se podría ejemplificar en la obra que estamos viendo. José Luis Vicario, su autor, la ha realizado en mármol en el siglo XXI. Es un paralelepípedo esculpido de manera que se sugiere la forma de un enorme volumen de chorizos o de mierda. Discutir si es lo uno o lo otro, sería un sinsentido, pues en realidad lo que hay es mármol y su apariencia sólo es trascendente para el espectador. Pues bien, a pesar de que parece un sinsentido, me interesa resaltar que los chorizos tienen un significado muy local, como producto hispano y rural, mientras que la mierda es algo universal, como el arte. Por eso yo quiero creer que lo que vemos, aunque parece más chorizo, es también y sobre todo mierda que no huele, por eso y porque me permite conectar a lo que vemos con la obra más famosa de Piero Manzoni: "Las latas de mierda del artista". Y es que ese conjunto de chorizos, además, se integra en una geometría útil, la de un sillar o una lata (a pesar de que sabemos, podéis verlas en el blog, que las latas de Manzoni eran redondas). Una forma geométrica, además, que ya no está en la práctica, pero que se deduce fácilmente, porque el blando contenido, cualquiera que sea éste, se ha adaptado a la forma de su continente.
Este juego entre lo blando y lo duro, entre la nobleza del mármol y lo escatológico de la representación, entre el calor de lo representado y la frialdad del material, entre el continente y el contenido, sirve también, tal vez, para desvelarnos el materialismo estrafalario de nuestros modos de vida, el valor material de las cosas, y para dejar como en suspenso, la armonía intelectual de las proporciones de la matriz geométrica o el placer puramente sensual de lo redondo y lo pulido o el sentido de mirar los juegos del color del mármol o el de comparar su peso real con el que habíamos imaginado.
De la conexión entre la idea de Manzoni y la idea de Vicario -que es quizá tan sólo una coincidencia temática posible- surgen corrientes de sentidos y de imágenes que sirven para valorizar a ambas y para que se comuniquen parte de sus valores, de manera que la idea de Vicario reciba de la de Manzoni la bandera de la provocación de las vanguardias y esa mirada trascendente de índole casi sacerdotal que enarboló Piero en Italia y que es propia de los artistas, desde el romanticismo. Mientras tanto, la idea de Manzoni recibe de la de Vicario los valores materiales y un carácter artesanal o manual exclusivo que el arte conceptual había dejado en la cuneta.
Como ya no puedo preguntar a Piero, prometo preguntar a Vicario por ello. Seguro que no estará de acuerdo. Ya os contaré.

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