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Teatro de Epidauro. Fines del s IV a C. Policleto el joven. |
La tragedia nace en Atenas, en el siglo VI, en la época de los tiranos que abren paso a la democracia (Pisístrato), y se desarrolla en la época clásica de los siglos V y IV, en los concursos que ganan en muchas ocasiones Esquilo, Sófocles o Eurípides. De su origen nos queda el círculo de la orchestra, el lugar en dónde estaba un primitivo altar a Dionysos y en donde se debate el coro y el corifeo que dialoga con el coro.
La escena no tiene aún importancia. Nace entonces, en un punto indeterminado de ambos siglos y sirve al principio tan sólo como camerino, es decir como lugar para que se vista el actor (que tenía que cambiarse muchas veces de máscaras y paños), para transformarse luego en el sitio en donde se desenvuelven los actores (el segundo actor fue inventado por Esquilo, mientras Sófocles admite un tercer actor, ambos en el siglo V). La escena se sitúa delante del templo y abre un hueco en el primitivo graderío de madera. Por eso, dada la pequeña importancia de la escena, aún no hay en el teatro griego un fondo escénico monumental como existirá en el teatro romano.
El público, en las fiestas con teatro (las Leneas del invierno y las grandes Dionisias del mes de marzo) se ponía alrededor del coro, lo que induce a la orchestra al círculo y sugiere la misma forma al primitivo graderío, que lo abrazaría enteramente. Sólo cuando nace la escena en el lado del templo, el graderío dejaría de ser de madera y de rodear por completo al coro para adoptar la nueva planta ultrasemicircular. En efecto, el fuego en los graderíos de madera, que nos cuentan algunos textos, unido al éxito del nuevo rito-espectáculo con actores y a la falta de un espacio reservado y amplio frente al templo de Dionissos, debió de aconsejar el traslado de los coros al fondo de la ladera y a su público a las pendientes inclinadas que las contemplaban desde arriba. En esos mismos lugares orientados de tal forma que el público estuviese protegido contra los vientos más desagradables, en esos lugares, situados normalmente en el límite del temenos a las faldas de la acrópolis, santificados por la repetición del rito y dotados de una acústica natural extraordinaria, será donde al final de la época clásica, a fines del siglo IV, se contruirán los más importantes teatros de piedra, con su graderío ultrasemicircular, dividido en sectores uniformes por líneas rectas convergentes hacia el centro de la orchestra, como este de Policleto el Joven, que se sitúa en Epidauro, a la entrada del Peloponeso, a 170 Km de Atenas por carretera.
En su orchestra circular se movía el coro para expresar el sufrimiento de los héroes, es decir, de los hombres que habían alcanzado la inmortalidad de los dioses. Su carácter mítico convierte al teatro en un edificio parcialmente religioso, a pesar de que, en realidad, la religión griega, como la mesopotámica y la egipcia se preocupaba más de potenciar el sentimiento identitario de sus pólis que de remarcar principios morales rigurosos. Por eso, el culto a los propios héroes es un culto a la colectividad. En una sociedad democrática como la de Atenas en la época clásica, el coro mantiene toda su importancia hasta que el helenismo y Roma instauran el culto a la personalidad de los monarcas. Por eso los teatros griegos tienen una orchestra circular que se diferencia de la semicircular de los romanos. Por eso este círculo simboliza a la vez el mantenimiento de la tradición y el sentido colectivo de la democracia, frente a la interpretación única, exclusiva, monárquica, del nuevo espectáculo de autor, que centra su atención en la escena.
( Ver
http://www.youtube.com/watch?NR=1&v=H7Td1Jk4zlo )
y
www.youtube.com/watch?v=koIIk6D3dEc&feature=related )
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