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Interior de San Juan de Baños. Sillares de piedra, mármol. 661 d C. Baños de Cerrato. Palencia
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Los visigodos llegaron a la Península Ibérica de carambola. Ellos fueron un pueblo guerrero que se alió con Roma para auxiliar a los emperadores en su lucha contra otros pueblos bárbaros, como los vándalos y los alanos, lo que provocó que sus ejércitos dejasen atrás los Pirineos para entrar en nuestra tierra. Sin embargo, en el siglo VI, después de ser desalojados de la Galia por los francos, acabaron por fijar su capital en Toledo.
En los dos siglos que anduvieron por aquí, dirigieron la política contra sus enemigos (suevos, vascos y bizantinos), formaron una casta aristocrática que se instaló especialmente en las grandes villas romanas de la meseta (los campos góticos) y se vieron sometidos a un lento proceso de asimilación, cuyos puntos culminantes fueron el 589, cuando el rey Recaredo renuncia al arrianismo, y el 651, cuando Recesvinto promulga el Fuero Fuzgo, que es un código de leyes común para visigodos e hispanorromanos.
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Planta de San Juan de Baños |
Es este rey, Recesvinto, el que mandó construir este edificio. Él era un rey enfermo que se cura de milagro con el agua de una fuente y que manda construir esta pequeña iglesia, que es también un milagro, un milagro de la arquitectura.
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Cabecera actual de San Juan de Baños |
El milagro no proviene ni de su tamaño, sólo 20 m de largo, ni de su estado de conservación, que es deficiente porque faltan las dos capillas laterales originales y porque tiene una espadaña, añadida en el siglo XIX, y dos capillas góticas que desfiguran su planta. El milagro proviene de su excepcionalidad. Y es que, de los escasos restos visigodos que han llegado hasta nosotros, este es el único en el que la intervención del rey es tan cierta como que hay una placa grabada* que se encuentra situada en el muro que remonta el arco triunfal de la capilla mayor hasta la culminación de la nave central. Además es la más rica por los mármoles de los fustes de las columnas, extraídos de un templo clásico anterior, por la calidad de los sillares de la única capilla original que se conserva y porque su planta, su localización y su historia explica de forma múltiple y sutil la enorme capacidad de síntesis de la cultura visigoda.
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Fachada exterior de San Juan desde los pies de la iglesia |
En efecto, las crónicas nos cuentan que Recesvinto tenía gota y que en este lugar de la Meseta existían unas aguas sanadoras reputadas. Pues bien, el rey toma los baños y se le pasan los males, y por consejo de San Ildefonso de Toledo cristianiza las aguas, mandando construir allí mismo, apenas a cien metros de la fuente, esta iglesia, dedicada a San Juan Bautista. Una iglesia para el santo de las aguas, con columnas de mármol extraídas de un templo al dios pagano Esculapio, con los arcos de herradura que trajeron los visigodos del oriente del imperio, y con una planta basilical de tres naves y capiteles corintios sobre columnas de mármol, semejantes a los que se utilizaron en la ciudad eterna. Una joya, por lo tanto, en la que Roma, oriente, paganismo, cristianismo y monarquía se entremezclan. Una brillante luz, también, en las tinieblas de aquel mundo prefeudal ruralizado del que apenas quedan restos. Un edificio, en suma, que expresa de forma clara que aquellos reyes débiles, sometidos a la elección de los obispos y los nobles, tienen ya las mismas aguas, las mismas leyes y la misma religión que la mayoría hispanorromana del país en donde mandan y viven.
*Así reza la inscripción de San Juan de Baños:"Precursor del señor, Mártir, Juan Bautista, posee el eterno don de esta basílica para ti construida; la cual devoto yo, Recesvinto Rey, amador de tu nombre, te he dedicado, erigiéndola y dotándola a expensas mías y dentro del territorio de mi propia heredad en la era 699, año décimo tercero de mi glorioso correinato".
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