relatos con arte

Lo que sigue es un intento de utilizar la ficción para motivar el aprendizaje de la Historia de Arte. Lo que sigue son pequeños relatos apócrifos, reflexiones, descripciones, cartas o poemas. Textos inventados siempre, pero inspirados en la historia, para mostrar los sentidos de las obras o adaptarlos a nosotros. En ellos se hace hablar al autor, a un personaje, a un crítico, a un mecenas, a un profesor o a un espectador que nos cuentan sus razones, su manera de ver, su sentimiento o su reflexión ante la imagen plástica. Se intenta llevar a los ojos a un nivel correcto de enfoque (que no pretende ser único o excluyente de otros, pero que sí se pretende interesante) y animar a la lectura de lo que se ve, o lo que es lo mismo, educar la mirada y disfrutar del conocimiento, concediendo al contenido, al fondo de las obras, un papel relevante que en nuestras clases, necesariamente formalistas, se suele marginar.

Contra el museo

L.H.O.O.Q. Marcel Duchamp.1919
L.H.O.O.Q. Marcel Duchamp. 1919
No, no es la Monna Lisa. No, no se trata de la Gioconda. Estas son dos obras mías, de Marcel Duchamp, el que inventó los ready mades, el dadá que se fue a América. Las dos las firmo yo, porque yo soy su autor. Ahí las tenéis. Dadá está a favor del espectador y está en contra de los museos. Ellos no saben nada de lo que es el arte. Me río de su ambición por guardar y me río de sus falsos saberes. Me río de los que adquieren en sus tiendas  reproducciones en forma de carteles o de tarjetas postales. Hay quienes creen que el dinero es materia suficiente para poseer los tesoros de una obra de arte. Se equivocan. Lo mismo que no es posible poseer a una mujer sin conocerla por dentro, poseer a la Gioconda supone saber mucho arte. La Gioconda es una maravilla, pero no es fácil entenderla. Ella no es una santa ni es especialmente hermosa. Entenderla es tener cultura, educación, sensibilidad... Por eso me río yo de la emoción de los estúpidos burgueses que pretenden reproducir en su casa una sala del Museo del Louvre con estas malas copias. Por eso, utilizo aquí como soporte alguna de las copias que la industria editorial produce de forma múltiple y que se venden en el museo para hacer más evidente mi posición ante ellas y para que quede muy claro que el arte habla siempre de arte y que el artista está siguiendo siempre un camino ajeno, el de la historia del arte. Además, para dejar clara mi participación, he cambiado el sexo de la representada al pintarle un bigote y una perilla y he escrito esta críptica inscripción: LHOOQ, es decir, en francés, "Elle hache o o qu", o lo que es lo mismo: "Elle a chaud au cul", lo que traducido al castellano dice: "Ella tiene calor en el culo". Se me fue un poco la mano... 

1 comentario:

  1. es muy bueno jaja, un groso Duchamp :) saludos ,, las vanguardias es un tema muy interesante

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