relatos con arte

Lo que sigue es un intento de utilizar la ficción para motivar el aprendizaje de la Historia de Arte. Lo que sigue son pequeños relatos apócrifos, reflexiones, descripciones, cartas o poemas. Textos inventados siempre, pero inspirados en la historia, para mostrar los sentidos de las obras o adaptarlos a nosotros. En ellos se hace hablar al autor, a un personaje, a un crítico, a un mecenas, a un profesor o a un espectador que nos cuentan sus razones, su manera de ver, su sentimiento o su reflexión ante la imagen plástica. Se intenta llevar a los ojos a un nivel correcto de enfoque (que no pretende ser único o excluyente de otros, pero que sí se pretende interesante) y animar a la lectura de lo que se ve, o lo que es lo mismo, educar la mirada y disfrutar del conocimiento, concediendo al contenido, al fondo de las obras, un papel relevante que en nuestras clases, necesariamente formalistas, se suele marginar.

Trinitario

San Carlino. Roma. Borromini
San Carlos de las Cuatro Fuentes. Roma
El Papa Sixto V a finales del siglo XVI planifica una nueva Roma. En el territorio proyectado, a las afueras de la ciudad, compra una pequeña parcela la orden de los Trinitarios Descalzos, una orden antigua, pero también pobre, por lo que el espacio adquirido no es muy grande. Se trata de una esquina de una plaza ochavada por el chaflán de cuatro fuentes decoradas con estatuas inspiradas en las de las alegorías de los cuatro ríos helenísticos.
Sobre esta parcela Borromini realiza su obra maestra: San Carlos de las Cuatro Fuentes, también llamada San Carlino, en tres fases, que van desde la construcción del patio y las celdas de los monjes (1634-41), hasta la realización de la fachada y de la torre campanario (1665-82), concluida después del suicidio del artista por sus discípulos, pasando por la el interior de la iglesia en una cronología intermedia.
Todo el conjunto muestra la capacidad y la fantasía barroca del autor que se manifiesta en su interés por conferir movimiento a la planta y a la fachada, gracias al uso coherente de la línea curva, y al efectismo teatral de la luz que se derrama desde la linterna y las ventanas de la base de la cúpula sobre los muros ondulantes.
San Carlino. Planta iglesia. Borromini.
Dos elementos significativos, que aluden a la orden de los Trinitarios, quiero subrayar en este comentario. Uno se encuentra en la decoración interior de la cúpula elíptica del interior. En ella alternan casetones de forma octogonal y hexagonal para que el juego de ambos produzca la forma de la cruz trinitaria, una cruz griega. El otro se sitúa en la fachada, organizada en dos cuerpos de tres trinitarias calles. 
Otra cuestión es justificar la forma cóncavo-convexa de esta última en su cuerpo inferior, lo cual, a mi modo de ver, es una solución al problema de la contigüidad del chaflán con la fuente. La línea recta hubiera sido una mala solución, dado el ángulo impuesto por la pared de la fuente preexistente. Además, la solución curva, con el saliente convexo central del primer cuerpo destaca el espacio central de la puerta, al tiempo que dignifica la estatua de San Carlos Borromeo, que se encuentra sobre ella, aunque sea a costa de minimizar la importancia de los otros dos fundadores de la orden, que aparecen en las hornacinas de las calles laterales. Sobre el entablamento concavo-convexo del cuerpo inferior con su inscripción alusiva, sitúa un segundo cuerpo triplemente cóncavo, lo que produce una interesante terraza en su calle central, bajo el óvalo de una gran cartela culminante. En esta terraza se abre una gran ventana que sirve como elemento de iluminación de la base de la cúpula. 
De este modo la luz acaricia la superficie ondulada de los muros del interior de la iglesia y se derrama de arriba abajo y desde los pies de la planta, en forma de rombo de lados curvos, hacia el altar, situado en el vértice redondeado del lado opuesto, que es el territorio más oscuro de la iglesia. De este modo la luz etérea en su lucha apasionada por llegar hasta el altar seduce a los sólidos muros y los transforma en ondas líquidas que parecen dejar claro que la luz divina es capaz de todo.

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