relatos con arte

Lo que sigue es un intento de utilizar la ficción para motivar el aprendizaje de la Historia de Arte. Lo que sigue son pequeños relatos apócrifos, reflexiones, descripciones, cartas o poemas. Textos inventados siempre, pero inspirados en la historia, para mostrar los sentidos de las obras o adaptarlos a nosotros. En ellos se hace hablar al autor, a un personaje, a un crítico, a un mecenas, a un profesor o a un espectador que nos cuentan sus razones, su manera de ver, su sentimiento o su reflexión ante la imagen plástica. Se intenta llevar a los ojos a un nivel correcto de enfoque (que no pretende ser único o excluyente de otros, pero que sí se pretende interesante) y animar a la lectura de lo que se ve, o lo que es lo mismo, educar la mirada y disfrutar del conocimiento, concediendo al contenido, al fondo de las obras, un papel relevante que en nuestras clases, necesariamente formalistas, se suele marginar.

El mozárabe gallego

Cuando uno entra en el monasterio de Celanova y se topa con la Iglesia mozárabe de San Miguel siente un golpe estético demoledor: ¿Es posible que sea eso, esa casa de muñecas de ocho metros de largo, tres metros de ancho y apenas seis de alto? 
Lo es. Su tamaño es un signo del período oscuro del que hablamos, en el que la ruralización fue casi absoluta y en el que la arquitectura fue por lo tanto un ejercicio excepcional. 
Con todo, el edificio destaca más aún por cuanto está construído con sillares de duro granito en una época sin canteros y por llevar grabado en sus piedras la cultura musulmana del califato de Córdoba del siglo X. Son elementos estéticos originados en Al Ándalus, los modillones de rollos de la muy saliente cornisa, el alfiz sobre el arco de herradura en la puerta de acceso a la capilla del presbiterio, los contrafuertes en la fachada, una bóveda de aristas sobre la cella nova central y otra gallonada sobre la pequeña capilla. También hay una inscripción grabada sobre el dintel en la que Froila (Froilán),"pecador e indigno siervo de Dios", pide la oración.
Esta pequeña joya de piedra, esta pequeña maravilla debió de construirse alrededor del 940 d.C. de la mano de monjes mozárabes que fueron atraídos hacia el Norte para repoblar territorios deshabitados por las casas nobiliarias del reino de León a las que pertenecían San Rosendo, obispo de Mondoñedo, y su hermano San Froilán, el directo fundador del monasterio. 
La cultura mozárabe debió de ser un importante instrumento de poder y tal vez pretendió configurar una unidad cultural de rito y lengua en el Reino de León (San Miguel de Escalada al Sur de León, San Cebrián de Mazote al borde del Duero y Santa María de Lebeña  en la Cordillera Cantábrica), una especie de Ministerio de Cultura, a nivel de siglo X, consagrado a unificar un mundo sometido a las tendencias disgregadoras que las nuevas lenguas romances y las tradiciones particulares estaban gestando en el reino. Para ello nada mejor que fundar un nuevo monasterio, un centro cultural que escribe y copia manuscritos en su scriptorium.    

1 comentario:

  1. Creo que es interesante destacar que San Miguel de Celanova es el único monumento altomedieval español que no ha sufrido ninguna modificación desde que se construyó el siglo X.

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