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El peine del viento. Eduardo Chillida. 1977. Acero. San Sebastián. |
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Foca. Brancusi. Mármol. 1946 |
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Puppy. Jeff Koons.1992 |
Desde las Venus Paleolíticas hasta 1900, la historia de la escultura ha tenido casi siempre un único tema, el de la figura humana.
Los mesopotámicos, los egipcios, los griegos, los romanos y los hombres medievales o modernos esculpieron sobre todo hombres y mujeres. La leona herida del palacio asirio de Asurbanipal sería la excepción que confirma la regla. Como herencia de la magia de las Venus, algo hay de divino en los hombres que se tallan en madera, se cincelan en mármol o se funden en bronce durante los largos siglos de la historia.
El arte del siglo XX, sin embargo, parece querer romper con ella. Picasso comienza el siglo pergeñando una cabra extraña. Luego el rumano Brancusi nos plantea la escultura como estilización de formas orgánicas, lo que le lleva a buscar la fuente de su inspiración también en los animales (pájaro, foca). Aunque Giacometti, Gargallo y Henri Moore parecen querer volver al hombre, lo atormentan y lo construyen tan lleno de huecos, que sus obras parecen el canto del cisne de esta temática tradicional de la escultura.
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Mamá. L Bourgeois. Acero. 1999 |
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Serpiente. Richard Serra. Acero. 1996 |
En los sesenta y setenta, la figura humana se ausenta. Como máximo se esculpen los sexos que se interpenetran (Serrano). Chillida se empeña en la abstracción y en la transformación del paisaje -peine del viento, San Sebastián- y más tarde, en los noventa, mientras Serra nos propone un viaje por el interior de una serpiente, Louise Bourgeois nos muestra una monumental araña (Mamam) y Jeff Koons nos trae a Puppy, un perrito de un tamaño monstruoso, construído con las plantas de mil tiestos de donde brotan infinitas flores de colores.
Finalmente, dejando de lado la abstracción minimalista, el último grito en escultura es "La falla" de Doris Salcedo de la Galería Tate de Londres del año 2007.
El siglo XX con sus dos guerras mundiales, con el horror de los campos de concentración y de las bombas atómicas, con el materialismo imperante que deja en suspenso a todas las religiones, ha perdido su fe en el hombre. El hombre contemporáneo está en crisis y deja que los animales o la misma naturaleza reinen en el universo.
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Falla. Doris Salcedo. Galeria Tate. Londres 2007 |
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