relatos con arte

Lo que sigue es un intento de utilizar la ficción para motivar el aprendizaje de la Historia de Arte. Lo que sigue son pequeños relatos apócrifos, reflexiones, descripciones, cartas o poemas. Textos inventados siempre, pero inspirados en la historia, para mostrar los sentidos de las obras o adaptarlos a nosotros. En ellos se hace hablar al autor, a un personaje, a un crítico, a un mecenas, a un profesor o a un espectador que nos cuentan sus razones, su manera de ver, su sentimiento o su reflexión ante la imagen plástica. Se intenta llevar a los ojos a un nivel correcto de enfoque (que no pretende ser único o excluyente de otros, pero que sí se pretende interesante) y animar a la lectura de lo que se ve, o lo que es lo mismo, educar la mirada y disfrutar del conocimiento, concediendo al contenido, al fondo de las obras, un papel relevante que en nuestras clases, necesariamente formalistas, se suele marginar.

Móviles


El sol y la luna. Alexander Calder. 1957. Metal pintado y alambre general: 83,8 x 365,8 cm.
 regalo del señor y la señora Klaus G. Perls © 2000 Bienes de Alexander Calder

Como siempre me gustaron "los móviles" de Calder, en mi última visita al Museo compré una reproducción en cartón y lo instalé sobre la cuna de mi hija. A mi modo de ver, la vuelta de tuerca más interesante de toda la escultura del siglo XX es la que hizo Alexander Calder. En efecto, si pensamos en que fue Miguel Ángel el que inventó la figura serpentinata para aplicarla al “movimiento sugerido” de sus figuras, si el manierista Juan de Bolonia, con su Mercurio, o el barroco Bernini, con su David de la Galeria Borguese, interpretaron la escultura como la figura humana en movimiento, Calder fue el creador de la primera escultura móvil o, dicho con otras palabras, fue el primero en conseguir que el movimiento fuera una realidad en la escultura.
Calder ante su "fuente de mercurio". París.1937. 
Un móvil. Alexander Calder.
Americano, hijo de madre pintora y de padre escultor, ingeniero mecánico, amante del espectáculo circense y de la performance dadá, fabricante de marionetas articuladas, amigo de Miró y colaborador de Picasso, su obra parece estar predestinada para inventar estos “móviles”. Los realizará a partir de 1930, en París, y los llamarán “móviles”, por oposición a "Los stabiles". Aquellos suelen ser esculturas colgantes, en su mayoría abstractas, de chapa pintada con colores planos y con formas orgánicas sugestivas. Sin embargo, se mueven con el viento, con motores o con mecanismos diversos. Son la demostración de que una obra de arte escultórica tiene que ser estética pero no tiene que ser estática, si se la somete al principio de gravitación universal al que se alude en el nombre a de alguna de sus obras, como en "constelaciones" o como en "la noche y el día", que se puede ver aquí arriba.
Su obra es plenamente contemporánea y es abstracta, pero también puede considerarse clásica, porque el equilibrio es una idea elemental en sus planteamientos físicos. Cada uno de sus móviles tiene la precisión científica de una obra de ingeniería, unida al sentido del juego de una mente que no quiere dejar de ser infantil. Además, una parte de su producción señala un compromiso político... En este sentido, no sobra contar la historia de su participación en el pabellón español de la exposición internacional de París de 1937. Su  “fuente de mercurio” es una fuente real, de verdad, a diferencia de la de Duchamp. De ella manaba el metal líquido que corría por un acueducto curvo hacia abajo y movía una escueta noria, una pequeña estructura móvíl de dos palas, con su fuerza cinética. El mercurio del cinabrio de Almadén, que era tan codiciado por Hitler, completaba con su proximidad al Guernica el significado político antiimperialista que Picasso pretendía dar al pabellón...
A mi hija, que sólo tiene seis meses, le importa poco el pensamiento político de Calder, pero le encanta su móvil... Cuando se despierta de la siesta y contempla cómo gira sobre ella, mi hija está viendo moverse el color del universo... Ella tiene muchas ganas de vivir, y por eso, normalmente, levanta sus manitas hacia las formas suspendidas en el aire y sonríe.

1 comentario:

  1. Muy lindas palabras. Desde que conocí algo de las obras de Calder, no hago más que maravillarme y admirarlo. Al mismo tiempo intento introducirme al arte inspirándome en su estilo y espero no volverme loco. Gracias por tu blog.

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