relatos con arte

Lo que sigue es un intento de utilizar la ficción para motivar el aprendizaje de la Historia de Arte. Lo que sigue son pequeños relatos apócrifos, reflexiones, descripciones, cartas o poemas. Textos inventados siempre, pero inspirados en la historia, para mostrar los sentidos de las obras o adaptarlos a nosotros. En ellos se hace hablar al autor, a un personaje, a un crítico, a un mecenas, a un profesor o a un espectador que nos cuentan sus razones, su manera de ver, su sentimiento o su reflexión ante la imagen plástica. Se intenta llevar a los ojos a un nivel correcto de enfoque (que no pretende ser único o excluyente de otros, pero que sí se pretende interesante) y animar a la lectura de lo que se ve, o lo que es lo mismo, educar la mirada y disfrutar del conocimiento, concediendo al contenido, al fondo de las obras, un papel relevante que en nuestras clases, necesariamente formalistas, se suele marginar.

Catedral de Santiago


Hacer un plan es escribir en la tierra. El obispo de Santiago me ha pedido que proyecte su catedral y yo lo estoy haciendo. Quiere una iglesia de peregrinación como la que he pensado para San Sernin de Toulouse. Ha de ser una iglesia de peregrinación porque los restos del apóstol son el origen del camino, de manera que hay que facilitar a los peregrinos alojamiento en la nave de tribuna (sobre las naves laterales) y una nave que gire en torno a la cripta o al altar, llamada nave de girola o deambulatorio, para que los peregrinos pueda ver las reliquias.
El plan será basilical, es decir, semejante al de las basílicas romanas, con una nave central más alta que las naves laterales, y sólo tendrá tres naves, en vez de las muy estrechas cinco de San Sernin. Será también de cruz latina, para que el sacrificio de nuestro señor quede escrito en la tierra y los pájaros puedan ver que Cristo nos salvó en la cruz. Por eso, el crucero también tendrá tres naves, continuando la altura de la nave central y de las laterales, de manera que la capilla mayor continuará a la nave central y la de girola a las naves laterales. El ábside o éxedra único de las basílicas romanas se multiplicará. Construiremos en disposición radial en torno a la girola, nueve absidiolos, ocho de planta semicircular, como los romanos, y uno, el central, que será de planta cuadrada. Todos ellos servirán como capillas.
También habrá torres. Dos de planta cuadrada a los pies, delimitando el pórtico, en donde situaremos las campanas que se llevó el diablo Almanzor, si algún día las recuperamos, y otras dos en las esquinas entre las naves laterales y las del crucero, reforzando esta difícil coyuntura. Además, si es posible, elevaré el tramo de crucero para construir un cimborrio octogonal sobre trompas con ventanas. 
Para evitar el peligro de incendio que supone la cubierta plana de madera, el edificio estará totalmente abovedado, con bóveda de cañón en la nave central y sus prolongaciones, con bóveda de aristas en las laterales y con bóveda de horno o cascarón sobre los ábsides y de cuarto cañón en la tribuna. Habrá en cada nave arcos formeros y fajones que delimitarán los tramos y que trasladarán las presiones laterales a los pilares compuestos de las naves y a los contrafuertes exteriores.
Todo ello construido para mayor gloria de Dios y de la Iglesia con sillares isódomos, dispuestos a soga y a tizón, en muros gruesos con ventanas abocinadas, y con tres pórticos, uno a los pies y otro en cada uno de los muros en donde acaban las naves laterales.

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