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Fotografía de la serie que titula "Untitled Film Stills". 1977-80. |
relatos con arte
Lo que sigue es un intento de utilizar la ficción para motivar el aprendizaje de la Historia de Arte. Lo que sigue son pequeños relatos apócrifos, reflexiones, descripciones, cartas o poemas. Textos inventados siempre, pero inspirados en la historia, para mostrar los sentidos de las obras o adaptarlos a nosotros. En ellos se hace hablar al autor, a un personaje, a un crítico, a un mecenas, a un profesor o a un espectador que nos cuentan sus razones, su manera de ver, su sentimiento o su reflexión ante la imagen plástica. Se intenta llevar a los ojos a un nivel correcto de enfoque (que no pretende ser único o excluyente de otros, pero que sí se pretende interesante) y animar a la lectura de lo que se ve, o lo que es lo mismo, educar la mirada y disfrutar del conocimiento, concediendo al contenido, al fondo de las obras, un papel relevante que en nuestras clases, necesariamente formalistas, se suele marginar.
Fotos de otras
La tumba de Julio II
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Moisés. Miguel Ángel. Mármol. 2,3 m. Tumba de Julio II. 1506-1513. San Pietro in Vinculi. Roma. |
-Levántate y anda- le dije, como si aquel profeta pudiera llegar ser un nuevo Lázaro- Sólo te falta hablar.
El Moisés, con los cuernos derivados de esa mala interpretación de la Vulgata, no se movió y no dijo nada, pero lo sigue intentando para destruir de una vez todos los ídolos, para enseñarnos la verdad que nos revelan las antiguas sibilas y los ancianos varones de la Biblia, la verdad que prevalece y resplandece en el hombre sabio y convencido frente a sus invisibles enemigos. La verdad de Moisés-Julio II, mi mecenas colérico, el que un día se marchó hacia el más allá y que, gracias a mi obra, hoy sigue intentando levantarse en esta otra iglesia romana de San Pietro tan distinta a la que él pensó en el Vaticano.
Cúpula de cristal
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Norman Foster: Cúpula del Reichstag, 1999. Berlín |
Una cúpula es pura simetría, una semiesfera, el movimiento circular de un semicírculo sobre un punto. En el centro, actuando de soporte, una forma cónica invertida se situa bajo el eje de la cúpula y nos permite contemplarnos en sus múltiples espejos. Los espejos, además, reflejan la luz que llega a través del cristal de la cúpula hacia el espacio profundo del interior del edificio, hacia el lugar en donde los diputados discuten sobre el presente y el futuro de todos los alemanes, e ilumina con su luz sus pensamientos.
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Interior de la cúpula. 1999. Norman Foster |
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Interior de la cúpula: 1999. Norman Foster |
Porque es posible la belleza, la luz y la utopía democrática, por este hermoso poema arquitectónico: Gracias Norman.
Románico narrativo
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La Anunciación a los pastores. Finales s XI. Fresco del techo del Panteón de los reyes de San Isidoro de León |
Carnaval
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El carnaval del arlequín. Joan Miró. 1925. Óleo en lienzo. 66 por 93 cm. Colección Allbright-Knox Art Gallery. Búffallo. |
Catedral de Santiago
Hacer un plan es escribir en la tierra. El obispo de Santiago me ha pedido que proyecte su catedral y yo lo estoy haciendo. Quiere una iglesia de peregrinación como la que he pensado para San Sernin de Toulouse. Ha de ser una iglesia de peregrinación porque los restos del apóstol son el origen del camino, de manera que hay que facilitar a los peregrinos alojamiento en la nave de tribuna (sobre las naves laterales) y una nave que gire en torno a la cripta o al altar, llamada nave de girola o deambulatorio, para que los peregrinos pueda ver las reliquias.
Rascacielos
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Almacenes Carson. Sullivan, Louis. 1899-1904. Chicago. |
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Auditorium building de Chicago. Sullivan. 1886-89. |
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Guaranty building. Buffalo. Louis Sullivan. 1895 |
No es este exactamente el caso de los Almacenes Carson de Chicago, de Sullivan, edificio de finales del XIX (1899), de 12 pisos en la calle principal y de 9 en su frente de la calle secundaria, al que podéis ver arriba al comenzar esta entrada. En él, la decoración de la fachada, se ha concentrado en los dos pisos inferiores, en donde un modernismo muy decorativo en hierro colado fluye libre, lo cual presta un tono social burgués al edificio que es del agrado de los almacenes que explotarán el espacio en el siglo XX. Por encima de ellos, sin embargo, la decoración desaparece para repetir sistemáticamente la misma fórmula de cerramiento, el ventanal, con lo que el sentido vertical de las molduras de los edificios anteriores, se transforma para conferir un dominio a lo horizontal, que contrapesa a la evidente altura del "rascacielos". La impresión de modernidad que produce la repetición de los ventanales en los pisos intermedios del edificio es tal que si fijamos allí la vista nos parecería un edificio funcionalista como muchos de los que inundaron las ciudades europeas en los años cincuenta y sesenta. Sin embargo, no es así, como lo demuestra la decoración de los dos piso inferiores o como resulta de la idea de que en el último piso, para dar claroscuro a la fachada, reaparezcan las columnas y se metan para dentro las ventanas. Tampoco resulta exactamente funcional el que la esquina entre las dos calles se redondee, evitando el chaflán. Pero, incluso contando con estas "excepciones" la impresión dominante es la de un edificio funcional. La relación es evidente, porque Sullivan fue el primero en expresar la máxima que luego Gropius o Le Corbusier convertirían en el lema del movimiento funcionalista del siglo XX: “La forma debe seguir a la función”.
Matar al hijo
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Sacrifº de Isaac. Alonso Berruguete. Banco retablo San Benito. |
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Madera policromª. 1527-31. MºNal.Escª Valladolid. |
La incierta dimensión del tiempo
"La vida del hombre es una simple duración, un punto en el tiempo, su contenido una corriente de distancia, la composición del cuerpo es propensa a la descomposición, el alma un vórtice, la fortuna incalculable y la fama incierta. Las cosas del cuerpo son como un río y las cosas del alma como un sueño de vapor, la vida es una guerra y la fama después de la muerte, solo olvido."
Estoy seguro de que a Marco Aurelio, que tanto pensó en el tiempo y en el olvido, le hubiera gustado conocer esta leyenda...
Desfiles
Friso de los arqueros persas. Anónimo. Procedente de Susa. Hacia el 510 a C. Cerámica vidriada. Museo del Louvre. |
Sin embargo, qué diferente es el tema. Antes era un desfile militar y ahora es una procesión. Una celebración religiosa, un tributo anual colectivo a su diosa patrona. Antes era una manifestación de fuerza ahora es un himno de amor a lo propio. También desfilan en orden, pero ahora ya no hay armas, lo que hay, sobre todo, son mujeres. Mujeres que visten el vestido ceremonial, el peplos, y que se disponen ordenadamente en filas de a dos. Mujeres jóvenes, vírgenes hermosas que dedican parte de su vida al culto de Atenea. Son las Ergastinas, las que tejen la ofrenda, el peplos de la diosa. A su lado hay hombres que están intercalados. Son los arcontes, magistrados elegidos con su himatión festivo, que parecen regular el tráfico de la procesión, que incluso rompen su ritmo. Si nos acercamos más, veremos más diferencias. Frente a la uniformidad del desfile persa, la procesión griega es diversa. Frente a lo convencional y repetitivo de los arqueros, todos ellos de perfil, las figuras griegas están unas de perfil (mujeres), y otras (los hombres) tienen el tronco de frente y las piernas y el rostro, de perfil. Además, en la disposición de cada uno de los pares de ergastinas, se superpone el perfil de una al de la otra para darnos sugestión de profundidad. Y es que se busca la variedad, la individualidad. Fijaos en cómo se modifican las posiciones de las manos o la forma en que caen los pliegues, fijaos en la actitud de los arcontes o en la posición de los caballos en otra de las partes del friso. Es la procesión anual, el día de la fiesta, de una ciudad de hombres y mujeres con nombres y apellidos. Incluso sabemos el nombre de su autor, Fidias, que era amigo de Pericles, el mandamás de aquella democracia que creó las raíces de nuestra cultura occidental, esa cultura que hoy decimos racional, en la que somos ciudadanos y no súbditos.
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Procesión de las Panateneas. Fidias. 1,01 m de alto. Mármol. 447-432 a C. Museo del Louvre. |
Interpretar Las hilanderas
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Las hilanderas. Velázquez. 167 por 252 sin añadidos , con añadidos: 220 por 289 cm. Óleo sobre lienzo. Museo del Prado. Madrid |
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Rubens. Copia del rapto de Europa de Tiziano. M del Prado. |
De lo dicho, se podría concluir que Velázquez elige este mito porque es el que toca más de cerca el tema de la pintura, ya que un tapiz es una obra pictórica. Sin embargo, ¿qué ocurre con la doctrina moral del mito? ¿El castigo de Aracne implica que los humanos no deben perseguir el arte, porque este pertenece al mundo de los dioses? ¿Que el castigo es lo apropiado para aquellos que critican a los libidinosos y poderosos como el mismo Zeus o el rey Felipe IV? ¿Por qué un mito que condena y que no salva?
( http://www.artehistoria.com/artesp/videos/261.htm )
Naturalismo barroco
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Santo Entierro. Michelángelo Merisi, el Caravaggio. 1602- 04. Óleo sobre lienzo. 3 por 2 m. Museos Vaticanos. Roma.. |
De paseo
En el paseo, a cada espectador se le ocurre un pensamiento. A mi me dio por pensar en el laberinto y en la sorpresa posible: el Minotauro (el hijo de Minos y Pasifae). Mi hijo, me dijo, pensaba en Eurodisney y mi mujer en la forma extraña en que el sonido reverbera en este lugar. A ninguno se nos ocurrió pensar en los enormes problemas técnicos que los siderúrgicos, los transportistas o los instaladores han tenido para fabricar o meter estas planchas de centenares de toneladas de peso en el lugar. Ese ha sido el problema del artista y de la enorme cantidad de personas que se han tendido que movilizar para ofrecernos la obra de arte. Nosotros, sin embargo, no fabricamos, sólo consumimos arte, disfrutamos de un happening que no comprendemos exactamente, el de pasear por un espacio nuevo, producido por un artista cuyo único objetivo es cambiar nuestra relación con ese espacio. Una gran sala vacía.
Lo consigue de hecho. Yo he visto en el Museo cómo la espiral cerrada con las planchas en forma de tonel que conduce a un pequeño anfiteatro produce una sensación de mareo que para algunos es temible. Muy cerca de allí, la voz reverbera y su efecto va cambiando a medida que uno se mueve... Al salir resulta evidente que el espacio ya no está vacío y que hemos sido transformados por este enorme happening escultórico.
Como todo artista vanguardista, Richard Serra pretende cambiar el mundo. Lo nuevo, en su caso, es que en la contemplación de sus esculturas se incluye un comportamiento más propio de la arquitectura: El del movimiento del espectador, el paseo por el interior de la propia obra de arte... En Bilbao, en el Museo Guggenheim, se puede comenzar el recorrido por la serpiente, el sinuoso recorrido del pecado, el sonido sibilino y silbante del reptil sonará suavemente y sentiremos el efecto transformador de la obra de Richard Serra. Probadlo y ya me contaréis...
http://www.guggenheim-bilbao.es/secciones/programacion_artistica/nombre_exposicion_video_audio.php?idioma=es&id_exposicion=64#activas )
Anuncio cortés
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Tríptico de la Anunciación de Simone Martini. Ansano (1zq) Anunciación (centro) y Margarita de Siena (izq). 1333. Temple sobre tabla, la central: 184 por 114 cm. Museo de los Uffizi. Florencia |
Su pintura juega con lo antiguo y lo nuevo. Lo antiguo son los formalismos y algunos convencionalismos como el de los fondos dorados. La capa de pan de oro representa a la luz del cielo y nos habla de la presencia de la divinidad, lo mismo que las aureolas de santidad planas de todos los personajes. También resulta inspirado en la tradición la minuciosidad decorativa de los bordes de los vestidos o de la taracea del trono, el ritmo lineal curvilíneo del dibujo de los contornos y los arcos apuntados polilobulados del marco sobre el que descansan las tres tablas. De ellas dos son estrechas, las laterales, con los santos de Siena: Ansano y Margarita, y una, la central, es mucho más ancha y cuenta con los temas de la Anunciación y de la Encarnación.
Lo nuevo proviene de la sensación de profundidad que recibe Simone de su cercano antecedente florentino, el Giotto, y de la intensa atención en las figuras, que aunque conservan su tradicional canon estilizado y su convincente modelado por claroscuro, muestran también un grado de vida y de realidad que va mucho más allá de lo acostumbrado.
También resulta nueva y extraordinariamente interesante para mi, su sencilla composición. El pintor nos conduce la mirada al asociar a los dos protagonistas de la tabla central: el Arcángel Gabriel y la Virgen, en una gran V, cuyo centro es el jarrón con los lirios, que es el símbolo de la virginidad y el eje de la composición. A su izquierda, el perfil del ángel arrodillado, en la zona descendente de la curva, sirve para reforzar la idea de que aún está cayendo (las alas aún no se han plegado y los pliegues de su vestido aún están flotando), mientras que el perfil de la Virgen, a la derecha, en la parte ascendente de la curva, subraya ese gesto de recogimiento o de sorpresa que su cuerpo realiza casi de forma insconsciente, al tiempo que cierra el libro. Entre ambos, en el medio, la salutación escrita en letras doradas del ángel, el ramo de olivo (como signo de pacto o alianza) y el jarrón con los lirios blancos.
Tan eficaz es este esquema curvilíneo, que el otro tema, el de La Encarnación, suele pasar desapercibido para la mayor parte de los contempladores no avezados, porque se encuentra al margen de esta línea. Para encontrarlo hay que subir hasta el arco apuntado del centro del marco, sobre los lirios del suelo. Allí está la paloma (el Espíritu Santo), orientada ya hacia la Virgen y rodeada de ángeles minúsculos. Espera a que la Virgen acepte, para encarnarse, pero ya se dirige hacia ella.
La Virgen es casi una niña. Su boquita, tan pequeña, tiene un aire de ingenuidad casi infantil que se suma al sentido de sus ojos entornados, lo que nos sugiere que se encuentra adormilada todavía. Sin embargo, la actitud recatada de la dama, que vuelve la espalda al ángel y su precaución de poner el dedo sobre la página del libro, que está cerrado, nos cuenta una historia diferente, la historia de la muchacha que está respaldando su honor y quiere aparecer esquiva.
El ángel de rubios cabellos, por el contrario, es un hermoso joven lleno de arrogancia. En su gesto decidido y en el regalo que lleva (el ramo de olivo) vemos a un caballero.
Si vemos a un caballero y a una dama, estamos asistiendo a una escena de amor cortés. La relación del ángel con la Virgen se ha rellenado de tantos detalles que los dos personajes nos resultan más humanos que divinos. Con ello la obra alcanza un significado ambiguo que mezcla los valores de la cultura cristiana con los valores feudales de la vida cotidiana.
Cuando miro esta pintura, se me ocurre que en ella está el embrión de lo que hacemos los anunciantes. Disfrazamos el mensaje al mezclarlo con los sentimientos básicos de la gente. Asociamos el amor, los cariños de los padres y los hijos o la fascinación por la magia con el mensaje que queremos transmitir para que todo el mundo lo entienda o al menos para que lo sienta. Lo mismo hace el gótico y el barroco y, en especial, este autor. Simone humaniza hasta tal punto las creencias que consigue que en la Anunciación confluyan las dos fuerzas culturales más importantes del gótico, la del amor cortés y la de las creencias cristianas. Sólo así resulta eficaz su gran spot publicitario: El del anuncio de Dios.
Los límites del desnudo
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Juicio Final. Miguel Ángel. 1537-41. Fresco sobre muro. 13,7 de alto por 12,2 m de ancho. Capilla Sixtina. Vaticano. Roma. |
Hiperrealidad
(Escucha hablar sobre una de sus obras al autor: http://especiales.lainformacion.com/panoramicas/antonio-lopez-gran-via/ )