Henri Matisse El retrato con la raya verde. Copenhague, Museo Real de Bellas Artes. 0,40 x 0,325 m. 1905-1906 |
Como se ve, Matisse toma de Gauguin el color arbitrario (mirad el color verde del centro de la cara o el azul marino y ¡el rojo! del cabello). Para él, "el color ha de ser pensado, soñado, imaginado". El color lo pone el autor, puesto que se expresa a través de él. También de Gauguin hereda la línea cloissoné, que separa campos de color o bien esa otra línea curva decorativa que crea ritmos visuales en las formas que describe o que decora (por ejemplo, las V oscuras del cuello de la camisa), mientras el dibujo se simplifica sustancialmente pero usando siempre líneas de color. Además, en la obra comentada, el color todavía modela, por contraste de luminosidad entre los tonos de colores diferentes, como se observa en la cara (de tonos rosas a la derecha y amarillos a la izquierda), del peinado (en donde hay una gradación de azules muy explícita) y en el fondo azul. Sin embargo, este mismo azul frío, se opone al fondo cálido de la izquierda (rojo, abajo, y morado - que es mezcla de azul y rojo- arriba), lo cual rompe con la idea de profundidad, y plantea el espacio del cuadro como un espacio plano, sin perspectiva (con excepción de la zona de sombra azul oscuro, que proyecta su rostro a la derecha). La factura suelta, con la huella direccional del pincel o la paleta, siguiendo las enseñanzas de los cartones de Toulouse Lautrec o de Van Gogh, es otro de los rasgos fauvistas.
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