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San Martín de Frómista. Palencia. Sillares de piedra. Finales del s XI. |
Vienen del Norte. Los monjes son ordenados, disciplinados, y siempre visten de negro, uniformados... En sus monasterios se someten a un abad muy poderoso que divide el tiempo del día en tres secciones de ocho horas para orar, dormir y trabajar. "Ora et labora" nos dicen en latín antiguo, aunque la mayor parte de ellos hablan un idioma suave y delicado que no se entiende. Dicen que son cluniacenses, pues siguen al abad de Cluny. Con ellos llegan canteros, que son gentes que saben labrar la piedra, y los maestros que les dirigen. Construyen dados cuadrados, a los que llaman sillares, que luego disponen a soga y a tizón en sus claustros y en sus iglesias. Para evitar los incendios, las iglesias se cubren por arriba con sillares. A eso lo llaman bóvedas. Es por eso que son oscuras y sólidas, y con planta en forma de cruz para que nunca se olvide el símbolo de la redención. En la cabecera de la cruz, en ábsides o éxedras con forma de semicírculo, se abren distintas capillas, pues son muchos los monjes y no basta con un sólo altar. Dicen que se inspiran en las basílicas romanas y cantan juntos en latín. Rellenan de señoríos, que les entregan los reyes, los lugares deshabitados del camino de peregrinos que tiene por final la tumba del apóstol. Nos hablan de que con ellos ya no tendremos que temer a los caballeros, pues ellos los detendrán. Nos hablan de un mundo nuevo, de que Dios nos castigará si no nos convertimos y pintan un juicio final lleno de crueles tormentos. Nos cuentan que comen todos los días en una sala que llaman refectorio y nos muestran con su ejemplo que la miseria que nos rodea es fruto de nuestra ignorancia, pues ellos trabajan sus campos con nuevas formas de cultivo y nos muestran sus proyectos de canales o de pozos para regar nuestras tierras... Si son capaces de transformar el desierto en paraíso es que Dios está con ellos. Así que esperamos a las puertas de sus claustros, para seguir su camino, encomendarnos a su protección y salvarnos.
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