Seurat es un postimpresionista, un joven admirador de Monet, aunque pretende superarlo, como intentarán en adelante todas las vanguardias. Del impresionismo toma la idea de que la pintura es color y la influencia del positivismo científico, con la aplicación rigurosa de las teorías de Chevreuil. Si no existen más que colores primarios y el blanco y el negro para aclarar u oscurecer, según la luz, hay que reducir la paleta y descomponer la realidad en estos colores. Cada trozo de sus cuadros, por lo tanto, se compondrá de una malla de puntos de colores muy pensados, yuxtapuestos de tal forma que el espectador los contempla unidos en su retina. Todo lo contrario de lo que Velázquez consiguió con su factura suelta, todo lo contrario de la inmediatez impresionista que copiaba la forma en la que la luz transformaba los objetos en pequeños lienzos abocetados, pero extraordinariamente espontáneos, sinceros y rápidos. Ahora Seurat construirá pacientemente el cuadro en su taller utilizando un tamaño muy distinto (aproximadamente 3 m de ancho por 2 m de alto) y casi tendrá que utilizar una fórmula geométrica cada vez que pinte un punto.
relatos con arte
Lo que sigue es un intento de utilizar la ficción para motivar el aprendizaje de la Historia de Arte. Lo que sigue son pequeños relatos apócrifos, reflexiones, descripciones, cartas o poemas. Textos inventados siempre, pero inspirados en la historia, para mostrar los sentidos de las obras o adaptarlos a nosotros. En ellos se hace hablar al autor, a un personaje, a un crítico, a un mecenas, a un profesor o a un espectador que nos cuentan sus razones, su manera de ver, su sentimiento o su reflexión ante la imagen plástica. Se intenta llevar a los ojos a un nivel correcto de enfoque (que no pretende ser único o excluyente de otros, pero que sí se pretende interesante) y animar a la lectura de lo que se ve, o lo que es lo mismo, educar la mirada y disfrutar del conocimiento, concediendo al contenido, al fondo de las obras, un papel relevante que en nuestras clases, necesariamente formalistas, se suele marginar.
El primer constructivista
Seurat es un postimpresionista, un joven admirador de Monet, aunque pretende superarlo, como intentarán en adelante todas las vanguardias. Del impresionismo toma la idea de que la pintura es color y la influencia del positivismo científico, con la aplicación rigurosa de las teorías de Chevreuil. Si no existen más que colores primarios y el blanco y el negro para aclarar u oscurecer, según la luz, hay que reducir la paleta y descomponer la realidad en estos colores. Cada trozo de sus cuadros, por lo tanto, se compondrá de una malla de puntos de colores muy pensados, yuxtapuestos de tal forma que el espectador los contempla unidos en su retina. Todo lo contrario de lo que Velázquez consiguió con su factura suelta, todo lo contrario de la inmediatez impresionista que copiaba la forma en la que la luz transformaba los objetos en pequeños lienzos abocetados, pero extraordinariamente espontáneos, sinceros y rápidos. Ahora Seurat construirá pacientemente el cuadro en su taller utilizando un tamaño muy distinto (aproximadamente 3 m de ancho por 2 m de alto) y casi tendrá que utilizar una fórmula geométrica cada vez que pinte un punto.
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