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Naturaleza muerta. Paul Cezanne. 1892-1894 Óleo sobre lienzo. 72,5 x 91,8 cm. Fundación Barnes, Merion, Pennsylvania |
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1883-87 Óleo sobre lienzo, 73,3 x 92,2 cm. Bayerische Staatsgemaldesammlungen, Munich |
Cezanne y los puntillistas son los padres del arte constructivo. Coinciden con el movimiento simbolista en el tiempo y en la idea de que el arte es la expresión de un artista y no la intuición de la realidad impresionista. Sin embargo, discrepan en que para ellos el arte no es una expresión personal y subjetiva y sí una construcción racional, intelectual... De ahí brota la preocupación de Cezanne por la composición y la necesidad de reducir la realidad a formas geométricas (cilindro, cono y esfera), de ahí su pincelada direccionada de colores claros, como le había recomendado Pissarro. De ahí su gusto por las manzanas y los melocotones. De ahí su pincelada simplificada que se aproxima en sus irisaciones al facetado del cubismo.
El artista ve y pinta después de pasar la imagen por su mente. Una imagen intelectualizada, pensada de tal forma que la fruta se le pudre delante y debe cambiar las piezas que le sirven de modelo. Una imagen en la que cobra cada vez más importancia el pensamiento hasta el punto de que en ocasiones las mesas se inclinan y las frutas esféricas parecen estar a punto de deslizarse hacia abajo. Otras veces, los objetos son vistos desde diferentes puntos de vista, por lo que adquieren una deformación óptica evidente, a semejanza de lo que luego harán, también, los cubistas. Por eso Cezanne y sus derivados serán los últimos clásicos, los creadores del último arte racional y constructivo, la oposición a los últimos románticos: Los expresionistas.
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